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MONOGRÀFIQUES
PROJECCIONS MONOGRÀFIQUES
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JAVIER
GUERRA
Marina
Barsy Janer x Isil Sol Vil
JAVIER
GUERRA
(jgguerra)
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María Jesús Chaparro Egaña
A grito de Guerra
“¿Cómo defines tu lugar en el mundo?”. “En y desde el cine, es lo que me ha nutrido con nuevas formas de ver, reflexionar e interpretar las vidas”. Declara Javier Guerra, cineasta, cuando reflexiona sobre su obra y su apuesta creativa; e incluso podríamos decir activista cinematográfico, por el camino andado y sus diversas formas de abordar el cine como en docencia, producción, dirección, gestión cultural.
Para Javier, esta afirmación no es sólo una respuesta, sino una declaración de principios que ha guiado su carrera de más de una década.
El cine es para Javier más que un lenguaje; es una forma de vida, una lente a través de la cual configura su percepción del mundo y el vehículo con el que comunica sus ideas más profundas. Es el medio que le permite, no solo observar, sino también participar activamente en la construcción de narrativas que reflejan la complejidad de la existencia humana.
Sus trabajos se centran en explorar las intersecciones entre la memoria colectiva, el conocimiento popular y las experiencias de la clase trabajadora, adoptando perspectivas inspiradas en la antropología y la sociología.
Aunque su formación académica incluye estudios en cine e Historia del Arte, ha desarrollado una fascinación particular por el cine amateur y sus diversas manifestaciones.
A lo largo de su carrera, ha dirigido varios cortometrajes experimentales que fusionan video digital y película de súper 8. En 2014 completó su ópera prima, el largometraje Antología de Taillet.
Su labor docente abarca cursos de fotografía documental, cine documental, edición y lenguaje cinematográfico en diversas instituciones educativas de Barcelona. Ha organizado y moderado ciclos de cinefórum en la Universidad de Barcelona, la Barcelona Academy of Art y el centro cívico Can Carol de Vallcarca.
Su experiencia curatorial incluye la programación de contenidos para la plataforma de streaming “Tënk” en Francia. Es uno de los fundadores y colaboradores principales de Cultura Film (revista filmada), una innovadora revista audiovisual que explora las conexiones entre cine, arte y política. Su obra está alojada en PLAT.tv, una plataforma digital dedicada a la preservación y difusión de archivos fílmicos.
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El camino de Javier Guerra en el cine comienza como espectador en los cines de barrio, entre “películas flojas” y de temáticas familiar y social. Sin embargo, lo que para muchos podría ser un simple pasatiempo, para él se convirtió en el catalizador de un proceso vital de crecimiento y maduración. Estas experiencias cinematográficas tempranas y su vínculo de más de una década con la Filmoteca de Catalunya fueron moldeando su identidad, no sólo como espectador, sino como futuro creador.
A medida que el cine se abría espacio en su vida, Javier comenzó a sentirse cautivado por las historias sencillas, aquellas que nacen en la calle y reflejan la cotidianidad de la gente común. Este interés por lo cotidiano se convertiría en uno de los sellos distintivos de su obra futura, una marca que lo distinguiría como un narrador sensible a las realidades más cercanas y, a menudo, más ignoradas.
Para Javier, el cine se transformó en un espacio de reflexión personal y social, un lienzo en blanco donde retratar la vida en toda su complejidad. Con el tiempo, este espacio se volvió cómodo, seguro y estudiado. Comenzó a descifrar los códigos y formas del lenguaje cinematográfico, intrigado por elementos creativos como el montaje, el sentido de las imágenes o la estructura narrativa. En los sellos personales de directores y directoras, descubrió nuevas formas de relatar la vida, inspiraciones que nutrirán su propio estilo.
Estas primeras y diversas inspiraciones abarcan un amplio espectro del cine mundial, desde las primeras películas de François Truffaut hasta el intimismo poético de Yasujiro Ozu, pasando por la estética y disciplina de Chantal Akerman. En el contexto del cine español y catalán, destaca la influencia poética y sonora de José Luis Guerín y Víctor Erice, cuyo uso magistral de las imágenes y el sonido ha dejado una huella en él.
Es en este punto de su evolución cuando el cine se convierte para Javier en una forma de conectar no sólo con lo social y su entorno, sino también consigo mismo. El lenguaje cinematográfico (el mundo de las imágenes y los sonidos) se transforma en el motor que lo mueve, lo interpreta y lo interpela. En este tránsito, el cine que conecta con las personas, con la lucha de clases, el barrio, es el que más lo moviliza. Es en este espacio donde encuentra sentido a las luchas cotidianas y colectivas.
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Dentro del espectro del cine, el documental en particular, capta profundamente su atención. Javier descubre en este género la capacidad única de penetrar en los espacios públicos y privados de las personas, mostrando vidas, experiencias, ensoñaciones y recuerdos con una autenticidad difícil de igualar en la ficción. Es en esta forma de comunicar donde el autor confirma su lugar en el mundo, encontrando su voz como creador.
En su aproximación al cine documental, Javier incorpora diversas formas de expresión e inspiraciones, tanto de la ficción como del documental. Su estilo evoca y se inspira, a menudo, en los códigos del documental más clásico, como el de Patricio Guzmán, la temática y la forma de Aki Kaurismäki o la observación y crudeza del cineasta chino Wang Bing.
Estos trabajos visuales y narrativos se convierten en elementos recurrentes en la obra de Guerra, dotándolo de una estética distintiva que trasciende la mera observación, en forma de “cine de guerrilla”.
En sus trabajos, podemos apreciar la simplicidad y la profundidad de su relato, así como su habilidad para establecer conexiones sutiles con historias que invitan a la reflexión. Javier nos ofrece una mirada interseccional de las experiencias de vida, visibilizando diversos espacios que se entrecruzan y marcan la existencia de sus protagonistas: la migración, la discapacidad, la soledad, las heridas emocionales. Esta aproximación nos permite sensibilizarnos ante la complejidad de estas historias, ofreciendo una perspectiva más rica y matizada de la realidad.
Si tuviéramos que identificar un factor común en la obra de Javier, sería sin duda su llamado a “no olvidar”. Sus retratos de experiencias cotidianas, marcadas por recuerdos, dolores y luchas sociales, lo impulsan a construir desde la memoria. Este elemento es particularmente evidente en Antología de Taillet (2014), donde la vida de Matilde y Francisco se inmortaliza, permitiéndonos reflexionar sobre temas como la soledad, la lucha por el empoderamiento, el cuidado y la resiliencia.
De manera similar, Génesis de una voz (2020) nos recuerda que estamos hechos de dolores cotidianos, de soledades, de cambios profundos como la migración o la maternidad. Guerra tiene la habilidad de tomar estos temas universales y presentarlos de una manera íntima y personal, permitiendo al público conectar emocionalmente con las historias que narra.
Sus trabajos no se limitan a invitarnos a “no olvidar”, sino también a reivindicar la simplicidad de nuestra existencia. También nos enfrenta a los conflictos que nos definen como sociedad. Guerra aborda temas que hoy en día dividen y polarizan, pero lo hace desde la empatía, a través de historias cotidianas e incluso con toques de ironía. Esta aproximación permite al público reflexionar sobre cuestiones complejas desde una perspectiva más humana y accesible.
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El lenguaje social es una constante en la obra de Javier. Cada una de sus creaciones está concebida desde la perspectiva de las reivindicaciones sociales, reflejando un compromiso consistente con las causas que considera importantes. La sensibilidad social y el tono de protesta son características distintivas de su trabajo, convirtiendo el cine en un “grito a pie de calle”, símbolo de esto, es su primer cortometraje, La calle es mía (2011).
Sin embargo, este grito –en su obra– no es estridente ni agresivo. Por el contrario, es sutil e inteligente. La reivindicación social se presenta con un tono claro y coherente, lo que hace que sus mensajes sean más efectivos y perdurables. Guerra logra emular las conversaciones de la calle, pero lo hace de una manera que invita a la reflexión más que a la confrontación y bajo su subjetividad.
Estos elementos se destacan particularmente en obras como La calle es mía (2011), Cine trabajo - documentos sobre la clase obrera (2019) y Chuletas de Cerdo (2020). En estas producciones, Guerra explora temas sociales urgentes, pero lo hace desde una perspectiva que humaniza las luchas y las experiencias de sus protagonistas.
Este compromiso con lo social y lo público se extiende más allá de su trabajo como cineasta. En su rol como formador y gestor cultural, Javier mantiene una coherencia admirable con su apuesta por la historia sencilla, a pie de calle. Su trabajo en barrios, potenciando el cine amateur y visibilizando historias locales, es una extensión natural de su visión artística.
Al levantar memorias y dar voz a quienes a menudo no la tienen, el autor refuerza su compromiso con lo social y lo público, sustentado en las necesidades, historias y memorias de las personas comunes.
Cultura Film (revista filmada), co-fundada por Javier en 2015, representa una pieza fundamental en su trayectoria como gestor cultural y cineasta. Esta iniciativa innovadora se concibió como una revista de cine, arte y política en formato video, abarcando diversas disciplinas y extendiendo su influencia durante varios años.
La revista, que ha potenciado convocatorias abiertas para proyecciones en pantalla grande, ha permitido colaboraciones con instituciones prestigiosas como el CCCB, Cineteca Madrid, Festival Punto de Vista y festivales internacionales de cine, ampliando así el alcance y el impacto del proyecto.
A través de Cultura Film, Guerra logró materializar los principios fundamentales de su visión cinematográfica: motivar a la gente a crear sus propias piezas audiovisuales y fomentar la experiencia colectiva del cine. El proyecto no solo sirvió como plataforma para la difusión de obras de otras personas, sino que también promovió “la palabra” en torno a lo visual y sonoro, homenajeando al cineclubismo o cinefórums. Estas iniciativas reflejan la creencia de Guerra en la importancia de ver y discutir películas en grupo, creando espacios de diálogo y aprendizajes compartidos.
Así, Cultura Film (revista filmada) se convirtió en un vehículo para democratizar el acceso al cine y fomentar una cultura cinematográfica participativa y crítica, alineándose con la filosofía de mantener vivo el espíritu amateur y la pasión por el cine como forma de expresión y reflexión social.
Por último, cabe mencionar que el interés de Javier por reivindicar el cine como una forma de expresión sobre lo que sucede en la sociedad, se manifiesta en su dedicación a comunicar. Para él, el cine es un ente vivo, en constante evolución, que ha respondido y seguirá respondiendo a los cambios de su entorno.
Presentamos esta muestra donde se revela una estética distintiva que abraza la simplicidad y la autenticidad como principios fundamentales. La repetición de motivos visuales y el uso del plano fijo se convierten en sellos característicos de su obra, evocando una contemplación de la realidad que captura. El montaje, o en ocasiones la ausencia deliberada del mismo, se transforma en una declaración artística por derecho propio. Guerra, desafía las convenciones del cine comercial, optando por un enfoque que prioriza la inmediatez y la verdad emocional sobre la perfección técnica. Esta aproximación se materializa en su disposición a grabar con lo que tiene a mano, ya sean teléfonos móviles, cámaras de video domésticas o incluso película Super 8, recordándonos que la técnica es un medio, no un fin en sí mismo.
Ha destacado en alguna entrevista o charla, la influencia de la pintura en su obra, manifestándose en la composición de encuadres, en su tratamiento de la luz o en la habilidad de sintetizar.
Sin embargo, es quizás la propia realidad cotidiana la que ejerce la influencia más profunda en su trabajo; Javier encuentra belleza y significado en lo mundano, transformando escenas aparentemente banales en declaraciones sobre la condición humana. Este enfoque no solo refleja su visión artística, sino que también invita al público a reconsiderar su propia percepción del mundo que lo rodea.
Javier también plantea el cine como una expresión vital que se nutre de entusiasmo, pasión y disfrute (cine-juego), elementos que son fundamentales en su obra. Esta perspectiva se traduce en su deseo de motivar a las personas a crear sus propias piezas audiovisuales, fomentando así una conexión más profunda con el arte cinematográfico, él cree firmemente en la importancia de compartir estas experiencias en colectivo, ya sea a través de cinefórums, proyecciones ambulantes o seminarios, donde el acto de ver películas se convierte en una celebración comunitaria del cine.
Esta visión del cine como juego (donde probar cosas, equivocarse), pero con propósito, lo explica como una “arma” para expresar ideas, emociones y críticas sociales.
Esta concepción lúdica del cine no resta seriedad a su obra, sino que la enriquece, permitiéndole abordar temas profundos con una mezcla única de ligereza y gravedad. A través de este enfoque, logra que su cine sea accesible y a la vez provocador, invitando al público a participar activamente en la construcción de significado y en la reflexión sobre nuestra realidad compartida.
Como corolario de este artículo, y enmarcado por lo ya comentado, Javier nos ofrece en este autorretrato para el Festival FLUX Vídeo d’Autor 2024, un cortometraje que trasciende lo personal, convirtiéndose en una amalgama de (auto) miradas, enfoques y realidades, dudando de la fidelidad o el pensamiento de sí mismo en un collage de (auto) rostros y en una porción de vida que recorta este trabajo.
MARÍA
JESÚS CHAPARRO EGAÑA. Sociòloga feminista, experta en
el desenvolupament de polítiques i mesures d’igualtat de gènere,
diversitat i inclusió en organitzacions socials i culturals.
Treballa des de l’enfocament interseccional com a eina analítica
i metodològica.
E
D I C I O N S A N T E R I O R S
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