Begoña Egurbide
Gonzalo Marcuzzi
ALESSANDRO OLLA





ALESSANDRO
OLLA

cv

selecció de vídeos
per a projecció


videografia

article de
Miguel Molina-Alarcón




 


Alessandro Olla y su vivir sonoro performativo entre espacios,
disciplinas, tecnologías y otros cuerpos.


Trazar la trayectoria creativa de Alessandro Olla se resiste a comentar su inabarcable Curriculum Vitae (“Carrera de la Vida”) en sus múltiples y diferentes actividades y méritos, sin unirla a su Biografía (“Escritura de la vida”), que en su caso ha sido más cercana a una Biofonía (“Sonidos de la Vida”), un concepto que se refiere a los sonidos emitidos por los seres vivos en su hábitat natural pero que en el suyo ha sido diverso, entre natural y tecnológico, individual y colectivo, interdisciplinar e indisciplinar…, con su singular vivencia real y fantasmal con los sonidos, donde en sus propias palabras “el yo interior y el mundo exterior se vuelven cada vez más indistinguibles”. Nos detendremos en varios momentos de su “vivencia biofónica”.

Comienza su vivir sónico: entre un piano y una radio-grabadora Grundig.

Es significativo que Alessandro Olla, nacido en Cagliari (Cerdeña-Italia, 1964), destaque en el inicio de su biografía que “desde los 7 años, estudia piano y graba paisajes sonoros con una grabadora de radio Grundig”, como si fueran el símbolo de dos caminos y vivencias paralelas: la música y el sonido. Uno de ellos la música, un camino introspectivo del sonido de dentro hacia fuera, hecho lenguaje de larga tradición y diversidad cultural, pero que en su caso comenzó reducido a los estudios académicos de piano dentro de un lenguaje clásico, que abandonará posteriormente, pero no esa introspección de la composición y la riqueza de cualquier instrumento, musical o cotidiano, como productores y mediadores de nuevas sonoridades, incluido el piano con la electrónica en vivo. Y por otro lado el sonido, un camino exógeno desde fuera hacia dentro, del entorno y espacio acústico al cuerpo resonante que escucha o al objeto que lo graba. El sonido no necesita ser lenguaje, sonamos aunque no queramos, nos rodea y desaparece en el mismo momento que se crea, nos está apelando en cada momento, nos interroga, donde unas veces deseamos volver a escucharlo y otras lo evitamos. Efímero, solo podíamos retenerlo en la memoria hasta que llegaron las primeras grabadoras de sonido, que permitía retener y reproducirlos nuevamente con las consiguientes condicionantes y limitaciones tecnológicas, también de coste y acceso. Que en el caso de Alessandro Olla a los 7 años (1971) empezaban ya a popularizarse los radio-cassettes de uso cada vez más generalizado, que de forma casera entraban en los hogares para grabar la banda sonora de la vida, copiar y mezclar música, producirla, difundirla... En las manos del pequeño Alessandro, su Grundig era para cazar-grabar su entorno sonoro que, sin saberlo, coincidía en la década de 1970 en lo que ha sido denominado “paisaje sonoro” (soundscapes) por Murray Schafer, que entendía la grabación y reproducción del entorno sonoro como poner un “marco a los sonidos”, como los pintores paisajistas, y con ello, poder volver a ser escuchado y ser analizado. Para Alessandro no solo eso, sino también era un “instrumento” electroacústico de grabación y manipulación de sonidos en tiempo real, para inventar nuevas sonoridades, que también le llevaría a realizar estudios de “música y nuevas tecnologías”.

De ser caminos paralelos música-sonido, pasan a ser caminos cruzados entre ambos, para iniciar un largo recorrido artístico a través de la experimentación, la improvisación y la electrónica, tanto desde el ámbito musical como en su cruce con otras disciplinas como la teatral, la danza, la escultura sonora, vídeo-arte y la performance, así como el trabajo en vivo de él con otras personas tocando, danzando... De estos diferentes cruces de caminos y vivencias sonoras con lugares y personas, nos servirá para hacer algunas paradas desde estas confluencias.

Sonido en vivo entre espacios, lenguajes y cuerpos: De las field recordings al cross-media performance.

Desde su primera grabadora Grundig que recogía el entorno sonoro de su ciudad natal de Cagliari, fue también una invitación al viaje de descubrir nuevas identidades acústicas del lugar, a su pasión de “recolectar” sonidos alrededor del mundo: Europa, Estados Unidos, China, África, América Latina…, y no como souvenir tópico de un lugar o limitarlos a las soundmarks que definen un lugar que hablaba Murray Schafer, sino como vivencia de permanecer horas y horas escuchando en silencio, desde una escucha sorprendida de las distintas identidades sonoras que cada lugar y no-lugar producen. Sus grabaciones de campo (field recordings) son su maleta de viaje, forman parte de su vivencia acústica individual, que transportará a otros lugares y abrirá para ser escuchadas y transformadas con otras personas, convirtiéndose en colectivas, que serán la base de muchos de sus proyectos y performances en vivo. Un ejemplo emblemático es su proyecto I’m because you are (“Soy porque tú eres”, 2012-2013) que combina grabación de campo, vídeo reportaje y Live Electronics Performance. Proyecto surgido de su residencia artística en Sunhoo Design Park (Hang Zhou – China – agosto de 2012) donde realiza grabaciones de campo y a la vez un vídeo-documental que recoge su mismo acto corporal de grabar los sonidos del lugar, la grabación dentro de la grabación, que en ese momento era la de obreros en proceso de construcción de edificios con sus múltiples ruidos de las obras. Estas imágenes exteriores las contrasta a su vez, con su presencia interior dentro de los propios edificios, trabajando con su ordenador portátil por el que escuchamos esos mismos sonidos, pero transformados electroacústicamente, como si de un “electrosueño” se tratara. Simultáneamente, realiza también una performance en solitario dentro de estos edificios en construcción, sus movimientos corporales se escuchan transformados electrónicamente en el propio paisaje sonoro, sus pasos dialogan con ese sonido transformado con la luz-sombra que entra en esos edificios, sus manos dejan caer al suelo un arbusto arrancado, una identidad pasada destruida. Esta identidad acústica se transforma también en ensueño, vigilia, entre realidad y ficción, de construcción-destrucción… En paralelo nos produce otra asociación metafórica de construcción-destrucción de los edificios, con el sonido grabado y después trabajado en su ordenador portátil, como si fuera Alessandro uno de los obreros de construcción de estos edificios que aparecen, construyen edificios destruyendo/manipulando el paisaje y él convierte esos sonidos en un paisaje sonoro electroacústico extraño, interior, fantasmagórico. El mismo título de esta obra “Soy porque tú eres”, es una llamada de atención, que nos lleva a reflexionar que la destrucción del otro, del paisaje, de nuestro entorno natural, también es la destrucción de nosotros mismos, somos seres humanos porque él ha estado ahí y nos ha engendrado.

En este proyecto podríamos entender este vídeo reportaje como un documental electroacústico y performativo acabado de su experiencia vivida en China. Pero Alessandro no lo cierra como trabajo final en vídeo, sino que lo plantea como introducción a una interpretación electrónica de audio/vídeo en vivo posterior, donde la grabación de sonido original se procesa en tiempo real con la colaboración de otros músicos. De ahí el interés de este proyecto, de ser una experiencia propia individual, es extendida y compartida en vivo con otros músicos, provocando una creación colectiva nueva en cada lugar que se ha vuelto a realizar.

Su trabajo en vivo le lleva a trabajar profesionalmente como compositor y live music en el teatro desde 1993, pero también en paralelo en la exploración sonora experimental con diferentes lenguajes: video, danza, instalación, sound performance, live electronic entre otros. Este cruce de medios será también un cruce de creadores desde sus diferentes disciplinas en un mismo evento colectivo.  Prácticamente en todos sus proyectos ideados existe este cruce de medios y creadores, de comunicación mutua en una experimentación en vivo con solo a veces una idea de partida. Un ejemplo paradigmático, es su proyecto Folded (2009), ideado por él donde su música converge con el Live Video de Valentina Floris y Ben Foot, la danza y performance de Nina Fog, el vestuario de Cabinet of Curiosity, la gráfica de Chris Singer y Nazir Tabuli, y la coproducción de SDNA (Reino Unido) y TiconZero (Italia). En esta obra se investiga la interacción de varios medios vivos y la integración de diferentes lenguajes artísticos: audiovisual, escultura, moda, danza y el proceso entre teatral y performativo. El papel como material y metáfora va a ser el punto de partida de todos los artistas y la actuación se dividirá en 8 partes (el número máximo de veces que se puede doblar el papel) por el que explorarán cada uno de ellos “los potenciales físicos y metafísicos del papel” como señala Alessandro Olla. La performer Nina Fog, interpreta a una criatura nacida del papel que se transforma constantemente, reinventando su corporalidad, como muy bien lo señala Nina en su experiencia con el resto: “Con Folded estoy explorando las sensaciones de estar escrito (por sonido, imagen, vestuario, espacio); inventándose y, al mismo tiempo, borrándose. El ciclo constante de vivir y morir me convierte sólo en una criatura momentánea en un fragmento de tiempo; mi objetivo es estar en el estado puro de existir de momento en momento”. Una “escritura” sinestésica desde cada medio con los otros, que crea y se borra como ciclo vital materializada en su misma acción en vivo de cada medio y sus creadores.

Sus otros proyectos también confluyen en vivo varios medios con la música como elemento común: Sophien Strasse (2008) entre la música, video live y performers; 97 Hz (2010) con la música, vestuario y un performer; o SPAM (2013) con la música, video, set design, light design, motion grahics e ilustración.

Y su práctica performativa desde lo que él llama “la vertiente más libertaria de la creación sonora” con la improvisación, la experimentación y la “electrónica de riesgo”. Una actitud “arriesgada” pero también para él “apasionante”, que le ha llevado a contar con la colaboración de figuras clave del “activismo musical más insobornable”: Llorenç Barber, Phil Niblock, Marc Ribot, Tim Hodgkinson, David Shea, David Toop, Jean Marc Montera, Ikue Mori, Z'Ev, Victor Nubla, Max Eastley, Paolo Fresu y muchos otros.

Frente a esta colaboración colectiva, se encuentra otra más individual, aunque también dentro de este cruce de medios, más cercana como artista sonoro que como músico. Es la que ha realizado con la escultura sonora, la performance con objetos cotidianos y las instalaciones sonoras. Como esculturas sonoras destacan las inventadas durante su Residencia de Artistas en Montemor-o-Novo (Lisboa-Portugal), que bajo el título de MurmùRio (2010) el propio Alessandro Olla interactúa con ella, con cada una de sus partes en un continuo fluir de sonidos que se van superponiendo. Una escultura sonora se diferencia claramente de un instrumento musical, porque ya no se ha construido como medio para ser interpretada por un profesional bajo unos principios musicales, aunque pueda tener principios acústicos sus elementos, sinó que se adentra en ella desde su desconocimiento, descubriendo sus sonoridades según se le va haciendo sonar. También permite que cada persona la active de diferente manera, es un proceso exploratorio y además otro elemento fundamental, lo visual y sonoro se encuentra al mismo nivel de importancia, a diferencia de un instrumento musical que está supeditada su forma a la interpretación y habitualmente por un profesional, que en el caso de la escultura sonora no lo requiere. Como extensión del objeto sonoro-visual, Alessandro Olla ha abordado también la instalación sonora, que interrelaciona sonido-espacio-tiempo-espectador, desaparece el artista y es el espectador que interactúa dentro de la obra con su caminar espacio-temporal, y el sonido de la instalación es irreversible, ya no tiene un principio y final como en un concierto, el espectador entra y el sonido ya se encuentra y cuando se marcha continua. Alessandro Olla ha realizado múltiples instalaciones sonoras: MORF (2015), Taz (2017), Onde corte (2019), Geografie tattili (2019), Smartcitynes (2019), Lupo de Terra (2020), y en lugares tan dispares desde su ciudad natal Cagliari hasta Barcelona y Addis Abeba (Etiopía).

Y como extensión de cómo vive el sonido Alessandro Olla en cada momento de su vida ha sido un performer en su cotidianidad, como su acción sonora Risoto in la minore (2011) realizada en su cocina en Italia con la asistencia de sus amigos, elabora este plato de la cocina italiana con toda la sonoridad del proceso de su realización amplificada y tratada con electrónica en vivo. Ya no solo las personas asistentes saborearán un plato con el paladar, sino también han saboreado sus sonidos en su proceso. Esta performance le conecta con las acciones irreverentes dadaístas, con el movimiento Fluxus de arte-vida-arte y con la obra Water Walk (1960) de John Cage, pero que Alessandro Olla lo amplifica a cocinar electrónicamente en vivo los sonidos, un “batir” los sonidos como decía el pionero español José Val del Omar cuando manipulaba los sonidos grabados.

Hacer vivir el sonido en los otros: Desde los festivales de experimentación sonora a las experiencias en talleres didácticos.

Alessandro Olla en su vivir sonoro no solo ha cultivado su propia creación sonora y musical individual y co-creativa colectiva, sino que también es una faceta importante en su vida el incentivar esa vivencia sonora en los demás. Y lo ha desarrollado desde varias vertientes, una de ellas en crear plataformas donde los creadores sonoros y músicos transmitan sus obras. Una primera es la asociación cultural TiConZero, creada en 1996 en Cagliari (Italia), para investigar el campo musico-teatral y didáctico, y especialmente la dirección artística de varios festivales: Festival de Experimentación e Investigación musical “Microonde” (2003-2006) y el Festival de Música de Vanguardia y Lenguajes Alternativos “Signal” (2005-2017). Y otra vertiente ha sido las experiencias didácticas de experimentación sonora y escénica. A destacar La Prova, I Normododati (2005) y Drop out (2007), compuesta por minusválidos mentales con quienes ha realizado muchos talleres y tres producciones teatrales. Ha realizado talleres sobre paisaje sonoro “identidades de ciudades sonoras” (2021), sobre composición musical para espectáculos de danza, sobre performance electroacústica y de video en vivo, talleres de improvisación musical, taller de paisaje sonoro en la performance en vivo, entre otros. Por la experiencia que he tenido con su presencia en mi clase de la asignatura de Arte Sonoro de la Facultad de Bellas Artes de Valencia en este año 2023, su acción didáctica no consistía en transmitir una forma de hacer, sino que interrogaba a los estudiantes proponiendo una propuesta como una provocación para que cada uno encontrara su respuesta creativa diversa. Hacer vivir su propio sentir sonoro singular.

Un sentir sonoro propio y transformador con el que Alessandro Olla nos invita siempre, como en su obra 97 Hz (2010), a una experiencia con nuestro cuerpo en suspensión por el que “el yo interior y el mundo exterior se vuelven cada vez más indistinguibles […] reinventa diferentes vidas posibles […] Es un viaje que, como una ola, se aleja de los microcosmos personales para regresar con nueva conciencia y plenitud”.


MIGUEL MOLINA-ALARCÓN. Artista sonor i Catedràtic del Departament d’Escultura de la Facultat de Belles Arts de la Universitat Politècnica de València. Investigador dels antecedents de l’art sonor i la performance.






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