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13 DE DESEMBRE 2016
A 8 DE GENER 2017


ARTS
SANTA
MÒNICA


ADOLF ALCAÑIZ / ANTONI MUNTADAS / RROSE PRESENT

RROSE PRESENT

cv

selecció de vídeos
per a projecció

videografia

article d'Yves Michaud

Pensar con las imágenes

YVES MICHAUD

 

Tuve la oportunidad de conocer a Rrose Present a través de su serie de vídeos Pensar con las manos (2009-2013), cuando ella empezaba a desmontar los mecanismos del arte contemporáneo y del mundo del arte, los criterios estéticos y el gusto. No fue debido a que algunas de sus secuencias (Infraleve y Museo) convergieran con las ideas que yo había avanzado en L’art à l’état gazeux o Critères esthétiques et jugement de goût que su trabajo me agradó desde el principio, aun a pesar de la vanidad que como autor pudiera ejercer sobre mí. Fue por su aguda inteligencia, su pertinencia y su elegancia: dos manos enguantadas en blanco sobre fondo negro manipulando algunos objetos nos economizaban largas explicaciones críticas.

Como hombre de palabras y argumentos que soy, siempre he sentido una inmensa admiración por la claridad, la inteligencia, la profundidad y la eficacia que algunos artistas visuales pueden llegar a conseguir con una sola imagen, algunos planos y tres o cuatro objetos ordinarios. Cuántos libros se han escrito a lo largo del siglo XX para denunciar al hombre-prótesis y mecanizado de la civilización industrial que ya se empezó a anunciar en 1920 y que impera desde entonces, mientras que el dadaísta Raoul Hausmann dijo lo mismo o más en una sola obra de 1917 –El espíritu de nuestro tiempo– con una cabeza de maniquí de madera, un fragmento de cinta métrica y algunas latas de metal recicladas.

Del mismo modo, lo que de inmediato admiré y sigo admirando hoy en Rrose Present es su capacidad para enunciar las cosas más profundas en solo algunas imágenes y algunos gestos. Su vídeo Life (2013) muestra en pocos segundos cómo una vida se enciende, baila, se eleva, se consume y acaba reducida a cenizas sobre el fondo de una silueta con gestos frágiles y elegantes. Es para desalentar al filósofo y al pensador, ya que ellos necesitan largas y pesadas deducciones, y aquí en cambio nada pesa.

Asimismo en Reflexión (2010), con unos dedos que no consiguen liberarse de los hilos de una goma de mascar nos habla sobre lo embarazoso y dificultoso de toda verdadera reflexión. El filósofo vienés Otto Neurath, que en sus inicios fue próximo a Wittgenstein, decía que toda interrogación filosófica tiene la forma de “no se ni dónde estoy”. Rrose Present lo sabe y lo dice mejor que nadie.

Esto me lleva a la segunda razón por la que admiro el trabajo de Rrose Present: el humor modesto y jubiloso de sus planteamientos, con un toque irónico a la manera de Duchamp, como quien no quiere la cosa. Los mensajes en Rrose Present (e incluso la palabra “mensaje” es inapropiada) no son jamás densos ni pesados, a diferencia de lo que sucede con muchos artistas (incluidos y sobre todo los de vídeo) comprometidos política y socialmente –no voy a citar a nadie, pero varios nombres conocidos encontrarían su lugar aquí– que nos bombardean con evidencias tan banales como las de los mensajes publicitarios, que quieren mostrarnos los hechos a través de “el peso de las palabras y el impacto de las imágenes” (cito el eslogan publicitario del semanario francés de reportajes sensacionalistas Paris-Match).

Las críticas de Rrose Present son siempre sutiles, irónicas, serias pero sin pesadez, no pierden nada de su agudeza y menos aún de su carácter ofensivo. Un ejemplo de ello es el vídeo del 2004 Miraclehouses sobre la especulación inmobiliaria, donde con una pequeña casita modelada en yeso, cambiándola de lugar y de escala según los planos, pasa revista a las mentiras del mercado inmobiliario bajo todas sus facetas. Y sin embargo este vídeo nació de una situación dolorosa y hasta horrible, ya que una noche del 2000, Rrose fue víctima de la destrucción de todo su piso, que era su vivienda y lugar de trabajo, probablemente por un acto criminal para convertir en inhabitable el inmueble y dar paso así a una operación de especulación inmobiliaria... Rrose Present no posee solamente una inteligencia crítica e irónica. Siempre hay una extraña poesía, seria y al mismo tiempo desenfadada, en la mirada ligera y divertida con la que ella observa la sociedad y los ritos sociales. Dice las cosas importantes y profundas con gracia, en las piruetas de una mano o en las ondulaciones de una silueta. Esto no excluye la fuerza de la emoción, pero si de alguna cosa huye es del exhibicionismo de los sentimientos.

En los últimos años, algo nuevo está pasando. El trabajo es más estructurado, las secuencias son más largas. Las imágenes y los sonidos están pensados para ser proyectados en pantallas de gran formato. Rrose Present trabaja como anteriormente los escenarios a partir de una idea-clave a la vez simple y fuerte, pero esta vez las imágenes y los sonidos, en lugar de transmitir directamente la idea, se convierten en materiales que añaden una capa de significado a la expresión de la idea. La idea simple en cuestión puede ser la interferencia y la cacofonía de las imágenes que nos llegan del diluvio de emisoras de los canales de información; puede ser la violencia de los enfrentamientos que vemos inmediatamente magnificados y estetizados por los medios de comunicación, el enigma de una imagen fija intervenida extraída de un film a su vez enigmático de Samuel Beckett, la idea de “salir” ¿de qué? ¿Y para ir dónde? ¿A todas partes? ¿A ningún lugar? ¿A cualquier lugar?

Los sonidos ahora adquieren un papel importante por su presencia o ausencia, su aumento o desaparición, por sus variaciones de intensidad. Las imágenes pasan por filtros, están distorsionadas en función del sonido, coloreadas o decoloradas hasta la extinción. A menudo la secuencia parte de una abstracción y gradualmente las escenas se hacen reconocibles con el acompañamiento del sonido. Estoy particularmente impresionado por la manera en que los sonidos nos aferran a las imágenes, un poco como cuando Marie-Jo Lafontaine captaba la atención por el martilleo de sonidos en sus primeros vídeos y especialmente en La Marie Salope.

De hecho, la densidad del trabajo en vídeo de Rrose Present ha cambiado. Anteriormente en Pensar con las manos o Infraleve, se dirigía directamente a nosotros, espectadores, con una falsa ingenuidad dialógica –la falsa ingenuidad de un diálogo socrático– mostrándonos sus ideas y sus emociones sin detenerse en medio de la imagen por sí misma. En secuencias muy cortas, las imágenes principalmente debían transmitir, y para ello habían de ser transparentes –como una especie de espejo unidireccional que se atraviesa hacia lo que es mostrado y dicho–. Esta transparencia que parecía tan simple era fruto de un trabajo muy elaborado: era necesario que la imagen no tuviera ningún mimetismo estético, que nada la distrajera del concepto, que fuera inteligible y “no-contemporánea” con el fin de que la metáfora operara sin distracción al pasar por el medio. Una cámara fija capturaba sobre un fondo negro las acciones de las protagonistas, estas manos (con o sin guantes blancos) que manipulaban los objetos de la demostración. No había reflexión sobre la imagen, y todo el esfuerzo revertía en el mensaje.

Después del 2013, Rrose Present muestra sus ideas sobre la guerra, las migraciones, la fragilidad de la vida en el mundo con un trabajo mucho más sofisticado, experimental sobre las imágenes y los sonidos –sobre el vídeo como medio–. Ella dice que tomando distancia con los códigos del mundo del arte, que son tan constrictivos en el mundo del arte del vídeo como en el mundo del arte en general, se embarcó en un planteamiento más experimental, más personal y arriesgado también para la comunicación.

Las realizaciones de Rrose Present de los últimos años muestran un mayor compromiso en dos direcciones: la crítica social y política y la vida personal. Lo que antes estaba implícito bajo la mirada “desarmante” del humor ahora aparece explícitamente y también más emocionalmente.

La crítica social y política de Rrose Present ahora desborda los temas del arte, pero dejando siempre un lugar importante al campo estético. Su crítica, efectivamente, nunca es directa pero pasa, permanece y se lleva a cabo a través del medio esta vez estético. Hay una intuición muy fuerte del “espíritu de nuestro tiempo.” Actualmente, nuestros modos de representación estetizan todo lo que pasa a través suyo haciéndolo virtual, poniéndolo a distancia, “mediatizándolo” tontamente en el sentido etimológico: tanto si se trata de inmigrantes, del Papa, de manifestantes, como de escenas de guerra electrónica, todo se convierte en material estético.

Uno no puede dejar de pensar mientras ve los vídeos de Rrose Present en Dziga Vertov y El hombre de la cámara: toda la realidad de la vida, toda su pulsión, sus violencias y sus felicidades pasan por la imagen, por la cámara y ahora por el vídeo convertido en una especie de Dios que lo ve todo, lo oye todo y lo sabe todo –tanto en lo que concierne a los artistas como a los militares, policías, administradores de la ciudad y de los espacios públicos–. Rrose Present interfiere estos modos de aprehensión parasitándolos, haciéndolos pasar por los filtros que los descomponen, los colorean y los sonorizan, en un proceso de montaje y desmontaje en bucle.

También hay la vida personal, como vida emocional en la raíz de esta voluntad de arte que es tanto fuente del proceso como alivio y bálsamo para las heridas. Aquí me aventuro en un terreno difícil, que nunca se sabe muy bien cómo abordar. Hasta ahora esta dimensión emocional era visible, pero poco o como de paso, con un pudor que borraba lo que podría haber de patético bajo una sonrisa, a través de las manos de ilusionista de la artista o su silueta graciosa que pasaba fugazmente. Ella era más visible en la naturaleza misma de la interrogación del artista, una interrogación que vuelve obstinadamente sobre las condiciones de su propia actividad. Miraclehouses sublimaba, en el sentido psicoanalítico, el dolor de una devastación personal después de la destrucción de su lugar de vida. Pensar con las manos respondía, como quien no quiere la cosa, a las manipulaciones del mundo del arte contemporáneo.

Muy recientemente y en especial en Tempesta (2015), Rrose Present toma directamente como material su vida y su memoria a través de flashes de recuerdos, de truenos, de relámpagos. Esto no es más que un principio, fuerte e incluso violento. Lo más interesante en este punto es que este cambio es portador de un golpe de efecto que hace revisitar de otro modo toda su obra: al espectador atento le es imposible no proyectar retrospectivamente sobre las obras una mirada consciente de estos shocks emocionales fuertes que las animan, las despiertan y las alimentan. Rrose Present es un sismógrafo. Creo incluso que si hay un sentido que atribuir al “Present” de su nombre, este sería el de “presencia inmediata en las cosas, en las personas, en los acontecimientos”, en todo lo que hace la riqueza de un mundo. Si Rrose Present ahonda en esta dirección, corre el riesgo de darnos algo todavía más intenso y perturbador debido a que hasta ahora su sensibilidad se mantuvo a distancia por la voluntad de transmitir. Si estas barreras desaparecen, esta obra ya de por si rica tomará una dimensión impresionante, sin perder lo más mínimo de su sutileza.

 

YVES MICHAUD. FILÒSOF I CRÍTIC D‘ART, MEMBRE DE L‘AICA FRANCE. VA SER PROFESSOR DE FILOSOFÍA A LA SORBONA, DIRECTOR DE L‘ÉCOLE NATIONALE SUPÉRIEURE DES BEAUX-ARTS DE PARÍS (1989 -1997) I REDACTOR EN CAP DELS CAHIERS DU MUSÉE NATIONAL D‘ART MODERNE, GEORGES-POMPIDOU (1986 -1990). AUTOR DE NOMBROSOS LLIBRES SOBRE ART I CULTURA CONTEMPORÀNIA COM EL ARTE EN ESTADO GASEOSO (FONDO DE CULTURA ECONÓMICA, 2007) I EL NUEVO LUJO (TAURO, 2015).

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