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  Joan Leandre | Xavier Gavin | Joan Lopez Lloret | Ester Xargay   

 
CaixaForum Av. Marquès de Comillas, 6 - Barcelona
 

Xavier Gavin   xaviergavin@gmail.com  |  http://www.myspace.com/xaviergavin
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'Alex Brahim

 

Xavier Gavin
ALEX BRAHIM

Hombre del renacimiento contemporáneo, Xavier Gavin es sin duda uno de nuestros videoartistas más contundentes. Ilustrado en historia, literatura, artes, crítica cultural y teorías del pensamiento, su trayectoria se complementa con una experiencia vital intensa, francamente al límite, en la que expansión de la conciencia, sensibilidad visceral y una agudísima percepción han marcado un camino de admirable arrojo y alta resistencia.

Clarividente social y absorbente retenedor de toda suerte de informaciones y vivencias, ha combinado una tránsfuga pasión por la cultura de los márgenes y la producción de sentido fuera de la norma, con un diáfano reconocimiento del imaginario colectivo consensuado. Dicha conjunción le ha permitido elaborar un corpus de trabajo vinculado a la condición y expresiones humanas más esenciales, aquellas que atraviesan a nuestra especie sin distinciones de orden cultural, desafiando con honestas visiones del mundo y el hombre a la perversa manipulación y control que desde las estructuras de poder se ejerce sobre la sociedad.

Hijo pródigo redimido, Gavin ha entrado y salido del orden social, de la sanidad mental y de la esperanza orgánica de vida en más de una ocasión, regresando siempre al sí mismo frente al mundo con una sorprendente superación psíquica, emocional y espiritual. Heredero histórico de movimientos culturales y trayectorias de vida como las de los poetas malditos o los beat, su fijación con la imagen en movimiento comienza desde niño, cuando acostumbraba a rodar, recortar y pegar cintas de Súper 8 junto a su padre. En plena adolescencia, el suicidio de su mentor habría de catapultar no sólo una exploración personal desgarrada y desarraigada, sino un compromiso a largo plazo con la expresión a través de la imagen como derrotero de vida.

Cine, cómics y videoarte forjan el microcosmos visual que cimienta su imaginario, acompañados siempre por una irremediable pasión literaria y musical. Nombres como Federico Fellini, Pink Floyd, Dave McKean, Bill Viola, Aldous Huxley, David Lynch, Robert Altman, David Cronenberg, Charles Baudelaire, Andrei Tarkovski, Krzysztof Penderecki, Tom Waits, William Burroughs, Jim Jarmush, André Breton, John Zorn, Mr. Bungle, Antonin Artaud, Monty Python, The Cramps, Einstürzende Neubauten, Paul Virilio, Tanino Liberatore, Jean Baudrillard o Clive Barker, retumban por igual en su cabeza y su espíritu, componiendo el unísono audiovisual y conceptual que irriga su evolutiva producción.

Practicante durante años del tatuaje, la pintura y la música, es en el videoarte donde Gavin ha encontrado el súmmum de su potencial creativo, permitiéndole conjugar en un soporte concreto las diversas corrientes y herramientas que infundan su visión del mundo y sus campos de acción expresiva. En su obra, de elaborada factura con mínimos recursos, resalta una virtuosidad para captar y proponer realidades desde una mirada tan diáfana como subjetiva, así como una constante búsqueda de la excelencia, reflejada en la coherencia temática y conceptual, una creciente depuración del tratamiento técnico y una actitud de permanente y siempre renovado compromiso.

Entre sus creaciones se cuentan documentales, videopoemas, videoesculturas, videoinstalaciones, monocanales y videocreaciones experimentales que van desde lo narrativo hasta lo fragmentado o lo pictórico videográfico. Obsesionado por la reconversión y digestión semántica de los signos en la mente humana a partir de la suma de sinapsis orgánicas y condicionamientos culturales, la percepción, sus juegos, variantes y efectos juegan un papel fundamental en su obra. Esto se hace patente en el tratamiento visual y técnico que desarrolla ex profeso para cada pieza, mezclando los postulados gestálticos sobre la atención y los fundamentos del psicoanálisis, para generar siempre una estructura narrativa diferente y acotada a la voluntad temática o el tipo de mensaje propuesto. Prueba de ello son la estética relacional poetizada y de lento tempo de Ausencia, el tríptico simultáneo de BE LIE VE y el concatenado de FLUID, la linealidad repetitiva de To 9 God Emperors, o la profusión de pistas simultáneas en Not the person we know o Perfect Stranger.

Las parábolas de la psique, con los giros internos que comportan en la reconversión del yo interno frente al otro y el mundo, ocupan también un espacio crucial en su trabajo, evidenciado desde lo presuntamente narrativo en BE LIE VE y FLUID y elaborado desde una perspectiva confrontacional con el espectador, al estilo cine psicológico ruso, en To 9 God Emperors. Tal confrontación es llevada al extremo en Pixelatedpornoart, sarcástica oda a la relación del cuerpo y sus funciones con la tecnología y su capacidad de (re)producción del cyborgsocial sexuado.

Identidad, fragilidad, transparencia de lo extremo, vacío vs. múltiple eclosión, son también inquietudes permanentes en su trabajo, desarrolladas en ocasiones desde el más puro minimalismo (Ausencia, FLUID), pasando por composiciones de mediano volumen de elementos (Perfect Stranger, BE LIE VE), hasta alcanzar el barroquismo audiovisual en Pixelatedpornoart y Not the person we know. En proporción con dicha expansión de elementos en juego, la visión intimista de la construcción de individuo va aproximándose de manera progresiva a la percepción del yo como realidad inmersa en el mundo de la saturación informativa y la manipulación mediática. En tal avance, cuyo clímax es apreciable en Not the person we know, la pulsión instigadora de Gavin se aproxima cada vez más a un desafío al espectador como habitante de la civilización: el reclamo de un posicionamiento desde el libre albedrío y el ejercicio voluntario de la conciencia crítica y documentada, pilares fundamentales de la ilustración en su reivindicación del individuo.

Paradójicamente, en pleno siglo XXI, tales postulados parecen más desdibujados que alentados, en la presunta atomización del conocimiento que se nos entrega –cínicamente– como pantalla estandarizada. Es la deconstrucción y reconstrucción disidente de dicha pantalla, introduciendo los giros de la subjetividad para evidenciar mecanismos de control y tramas de poder, el propósito y la intención de Xavier Gavin. Sin embargo, deudora de las tradiciones más neoclásicas de la belleza y la poesía, su obra se aferra fielmente a la necesidad de conmover el espíritu desde la mirada a lo sublime, bien resida en lo tradicionalmente hermoso (Ausencia, algunos fragmentos de FLUID o Perfect Stranger) o en lo que la normatividad entiende como feísmo, brutalidad o degradación (To 9 God Emperors, Not the person we know, BE LIE VE).

Dicha suma de voluntades posicionales demuestra en Gavin, a través de su trabajo, la reivindicación de una nueva escala de valores y un renovado régimen ético, donde las estéticas no se excluyen o, menos aún, se califican por grados u oposición. Más bien, en estas coordenadas desde las cuales nos habla, se hace patente la necesidad –suya y nuestra– de generar mecanismos modulados de comunicación cuyas variantes, a veces contradictorias, a veces deseables o repulsivas, no sean más que múltiples vértices de un mismo lugar ideológico, emocional y experiencial como seres humanos. Así, desde espacios y miradas que el imaginario colectivo considera admisibles; desde lugares y enfoques que lo social normativo entiende por alter, extremo y oscuro, y desde territorios donde lo uno y lo otro se alternan, se superponen, o simplemente colindan en una borrosa frontera, Xavier Gavin refleja y propone en el fondo estrategias esenciales de elevación de la conciencia individual y colectiva.

Personal y universalista, lúcida, sensible, inconformista y generosa, la propuesta artística de Xavier Gavin resulta un ejercicio plástico conceptual integral, de espíritu orgánico sistémico en sus dialécticas introextrospectivas. Complejos puentes audiovisuales con la condición humana contemporánea que irrumpen en el sosiego de la inconciencia o en el vacío propio del vértigo mundano, quebrantando el canon y preservando, mediante su desplazamiento, la sustancia inherente del valor como entidad. Un noble compromiso con la creación desde la provocación y la sugerencia para construir, a través de la experiencia sensorial y cognitiva y mediante prácticas desestabilizadoras, desafiantes escenarios simbólicos de orden micropolítico.

“Érase una vez un flipado, un animal médium del medio audiovisual, entre el chamán y el farsante, con extrema inteligencia desarrollada en poco cerebro, el de las neuronas aún activas. Érase una cicatriz superlativa con aspecto de hombre, coreógrafa de la imagen, la maricona más hetero, una lesbiana biomecánica, hipersexuelle, ciberpsicópata, post-des-re-estructurada, gráfico andante del postporno, sueño hecho carne. Érase un provocador, agitador e irreverente, blasfémico y polémico, un corazón de niño con mente de cabrón. Érase un estilista de la catástrofe, equilibrista del desastre, amante de los suyos y jodío con los demás, hacedor fugaz de tábulas rasas y elitista espiritual. Érase un superhéroe humano que proponía un combate violento en el que no había más remedio que participar. Aunque supiese que se había dejado la capa y el disfraz”.

ALEX BRAHIM ES COMISARIO DE ARTE Y TRANSITA GESTIÓN, PRODUCCIÓN, PROGRAMACIÓN Y COMUNICACIÓN CULTURAL. SU TRABAJO ENFATIZA EN LOS CÓDIGOS CULTURALES Y SUS ESPACIOS CRÍTICOS DE NEGOCIACIÓN. ELABORA PROGRAMAS Y COMISARIADOS INDEPENDIENTES CON REGULARIDAD Y COLABORA DE FORMA PERMANENTE CON VARIOS MEDIOS DE TENDENCIAS Y CREADORES DE DIVERSAS ÁREAS. ENTRE SUS PROYECTOS MÁS RECIENTES SE CUENTAN ATASCO DE PAPEL EN LA CASA ENCENDIDA – MADRID (2008) Y BRUCE LABRUCE: BLOWBACK EN ANTIGUA CASA HAIKU – BARCELONA (2008).

 

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